Las obras de Chema Madoz son… ¿poesía visual?, ¿metáforas de la vida cotidiana?, ¿objetos artísticos o surrealismo puro? Cualquiera nos vale. A los que estamos acostumbrados a seguir los pasos de su obra allá donde van, nos gusta divertirnos con un sencillo juego: titular las obras, dando nombre así a lo que a priori no tiene título. De esta forma, en esta última muestra en la que se recogen las fotografías realizadas en los dos últimos años (19-20) nos encontramos con paradojas a las que hemos llamado, como podría hacerlo cada uno de vosotros, “las nubes planeadas”, “el equilibrio en una bola”, “pompa pinchada en alfiler”, “el chivato”, “las tijeras o el recorte”, “la distorsión de lo inmutable”, “la lengua en el enchufe” o “la escalera columpio”. Todos ellos son ejemplo de lo que se nos puede venir a la cabeza cuando visitamos esta exposición que acoge la galería Elvira González.
Tras las de 2015 –“Chema Madoz. Fotografías realizadas entre 2012 y 2014”- y la de 2018 -”Obra reciente 2015-2018”-, que pudieron visitarse en este mismo espacio, nos sumergimos ahora en un nuevo universo de contradicciones cotidianas, desajustes concretos y objetos imposibles que curiosamente nos resultan más que familiares. No se la pierdan, saldrán con ideas. Y con un juego.