Pienso en El Hijo y en lo poco que los conocía -vamos, en lo poco que los había escuchado- hasta hace bien poco. Mi escucha está muy marcada por una ausencia, de esos momentos en los que parece que todas las canciones hablan del momento, del instante concreto en el que se produce una ruptura, la decadencia de una temporada, la crisis, el cambio o el fin de los tres primeros años. Habrá mucho cambio tecnológico, aparentemente conseguiremos un desafío contra el tiempo, pero todo será un engaño; contra él no se puede luchar. Mi ausencia va siendo, poco a poco, ocupada por canciones y música, con “La Palmera”, la “Exteriorización del cuerpo astral” y el “Remolino”. Vamos, yo no es que prefiera esto a lo que tenía, pero como sustitutivo no está mal y creo que me va a acompañar en los próximos cinco meses, así que más vale que me vaya haciendo a la idea.
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Por Editora Madrid en LIFE HACK
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