Gilberto Gil no es un ser humano. Es una leyenda de la música. A sus 75 años sigue saltando del rock al reggae, bebiendo de la samba y la bossa nova. Lo mismo siendo ministro de Cultura de Brasil que lanzando su magia desde los escenarios.
Hacía tres años que no venía por Madrid, pero volverá el 3 de julio. Lo hará para celebrar el 40º aniversario de su Refavela, un disco que grabó en la capital de Nigeria, en Lagos, allá por 1977. Este álbum, junto con Refazenda y Realce, forma una trilogía musical fundamental en la obra de Gil. La mezcla ecléctica de ritmos africanos que incorporó Gil a su repertorio se unieron a los de la música popular brasileña que corren por las venas del soteropolitano. Junto con otros los otros maestros de la música popular brasileña como Caetano Veloso, Tom Zé o Gal Costa, Gil es miembro fundador de Tropicália, un movimiento musical que lleva 40 años inflamando corazones alrededor del mundo.
El martes en la Riviera, Gil interpretará 10 canciones fuertemente ligadas a su historia como Two Naira Fifty Kobo o Éxodo de Bob Marley. La Riviera revivirá los años 70 de África, los años 70 de la periferia, los 70 que no nos han contado. Ahora podemos vivirlos por un instante. El mejor lugar del mundo será allí en ese momento.