Dicen que enero es el mes más triste del año, puede que siempre haya sido así o que en los últimos años alguna campaña publicitaria nos haya hecho creer que eso del Blue Monday es casi ciencia. Y quien dice Blue Monday dice Blue Week y, ya que estamos, hay quien decide extender esa tristeza pegajosa a todo el mes. El caso es que de una forma u otra no he parado de encontrarme con amigos un poco tristes, por nada en concreto, solo un poco más bajos y un poco más cansados, mirando a los osos hibernadores como máximo referente de envidia. Pero me niego a dejarme llevar por esta niebla azul y perezosa. Mientras nosotros pasábamos las ya tan lejanas navidades los días empezaron a crecer, nadie parece darse cuenta pero el caso es que ya salimos de día -o casi- del trabajo. La inercia de la primavera está ahí, y seguirá creciendo los próximos meses hasta desembocar en una rabiosa explosión de optimismo que nos hará más tontos y más felices. Ya estamos casi en ese momento y a los hechos me remito: ¿En qué piensas cuando alguien habla de primavera? Ya, la playa, los paseos por el campo, las piernas al sol, prados con flores. ¿Y si vives en Madrid? En esto: terrazas, sol y vermú. Mediodías largos con cielo azul, vueltas a casa con el sol en la cara, un poco atontado tras un par de rondas, directo a la siesta feliz de fin de semana. Pues queridos, la primera edición de La Vermutería del año me da la razón. Es el final del Blue lo que sea. Se ha abierto la veda y ha terminado la etapa de mantita y calcetines. Este domingo podréis pasear hasta El Imparcial y sentir el poder del vermú – Lustau, en esta ocasión-, de las tapas castizas de su cocina y la música de la Dj Victoria Zárate. Que el sol os de mucho en la cara de camino y que tengáis una siesta épica.

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