Crear una obra de teatro única e irrepetible que no se vuelva a representar. Esa es la premisa de No me montes una escena, que mezcla el teatro y la improvisación para contar aquellas historias que el público proponga a partir de un espacio atípico: una churrería, un puesto del mercado… Aparentemente no hay nada en escena, pero existe todo. Todo aquello que los espectadores son capaces de imaginar con el relato improvisado de cuatro actores.
Y es que este espectáculo de improvisación se aleja de los pequeños juegos de habilidad, para centrarse en la narrativa de la historia y la construcción de personajes. Tras un año investigando sobre dramaturgias, recursos de comedia y construcción de personajes, los intérpretes de esta función crean en directo, editan las escenas y comparten este proceso creativo con los espectadores, reteniendo toda la información y calculando el tiempo narrativo y real de la función.
Una propuesta diferente y rompedora en unos tiempos donde nada permanece estable.