Nada llegaba. Era un lugar al que se dejaba florecer
bajo la pura crueldad de la luz. Por la mañana el cielo
era de ópalo.
(Robert Hass. Una historia del cuerpo)
Días para sacarlo todo adelante y días para el reposo. Días para enfrentarnos a lo que no nos creíamos capaces de hacer y días para digerirlo. ¿Conocemos nuestros límites? El tiempo avanza esponjosamente, no parece haber principio ni final en estos meses. Y, sin embargo, algo nos hace creer con fuerza que existe más allá. ¿Hay otras posibilidades? Más allá de ese límite, fronteras sin nombres y una ciudad que no recordamos. Tenemos ganas del reencuentro con amigos y familiares, pero aún falta laberinto por recorrer.
Así que el abrazo lo lanzamos al aire, como estatuas que sobresalen del jardín.
Y seguimos indagando en la ciudad remota, dice Laura y todo el equipo de Le Cool Madrid.
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//imagen de Evelyn Denucci
