Me llamó la atención su nombre artístico, pero me sedujo más su manejo del dibujo, su palabrería, una cuidada expo de nombre Flor-clore y considerarle un tipo rebelde, cariñoso y “melodramático en su tinta”. ¿Y quién es él? Rubén Jiménez, a.k.a. El Rubencio, vio la luz en Madrid en 1977, momento en el que la trayectoria de un bebé con aspiraciones de ilustrador infatigable y laborioso iría creciendo raudamente. Formado en la Escuela de Artes y Oficios 10 de Madrid, trabajó en estudios de dibujos animados hasta 2005, participando en películas como “La isla del Cangrejo”, “El Cid, la leyenda” o “El sueño de una noche de San Juan”, premios Goya a mejores películas de animación en 2000, 2003 y 2005, respectivamente, como animador 2D, 3D o coordinador de preproducción en Tábano Arts and Animation Films. La comunicación visual ha sido siempre su fuerte, aunque ni él mismo lo supiera, y se asoma al mundo de la ilustración trabajando para editoriales como Hachette Livre (Francia), Grupo Anaya, Santillana, Mc Graw-Hill o SM, entre otras. También dibuja en vivo y en directo apoyando eventos de comunicación para la UNED o el CSEV, colabora con publicaciones y proyectos sociales como CEAPA, y hoy está encantado de figurar en la sección LeInspiración para LeCool Madrid.
¿Cuánto hay de Flor-clore en El Rubencio?
Flor-clore es mi primera obra personal y he elegido un tema muy cercano. Yo podría ser la “TorerOperadora”, la entrepierna de un clavel, la guitarra ibérica, la noche de vinos canalla e inspiradora… Y me encantaría ser el mantón del piano de Manuel de Falla. Creía que era un hombre del montón, pero cada vez que viajo por Europa me hacen ver que soy de lo más exótico. Las cosas no siempre son lo que parecen o, como reza mi blog, “la belleza está en tu cabeza” (Peluquerías Juani).
¿Qué haces para recargar las baterías creativas?
Una buena ducha de agua caliente para dejar correr las ideas. Investigar sobre el tema, estudiar los textos, cualquier palabra puede ser sugerente para abrir una puerta a la imaginación, buscar referentes. Creando ideas se crean otras que crean a su vez más, hasta llegar a lo que se necesita.
¿Qué elementos/seres vivos/comidas te inspiran?
Platón hablaba de la esencia de las cosas y creo que es más el bagaje que estos elementos han dejado en nuestra cultura lo que les dota de significados. Una guitarra y un jamón en España siempre han sido la misma cosa.
Recomienda a nuestros lectores alguna web, blog o twitter imprescindible para todo ilustrador y/o apasionado de esta disciplina.
Crean reúne artículos didácticos sobre la profesión y el lenguaje del ilustrador, eventos, entrevistas, un rollo más conceptual, con un espacio para animaciones y otro para citas. O Ilustrando dudas, más enfocado al “cómo empezar”. Ahí podéis leer otra entrevista que me hicieron sobre el tema.
Si tuvieras la oportunidad de ilustrar un libro de renombre, ¿por cuál te decantarías y por qué?
Si preguntas por un libro que me embauque, “100 años de soledad”, pero me encantan las sorpresas. Supongo que el realismo mágico y la poesía visual tienen muchos lugares comunes.
¿Algún consejo para los que quieren dedicarse a esta profesión?
En esta profesión no hay recetas. Las recetas útiles son las que tienes que reinterpretar hasta hacerlas tuyas. “En tus debilidades están tus fortalezas”, decía Pablo Auladell, o de Benoit Jacques: “no hace falta que nadie te publique para decir que eres ilustrador”. Opino que es un trabajo de fondo. Quien sigue ilustrando, seguirá siendo ilustrador.
Una canción para trabajar…
Me gustan el jazz, el flamenco, las músicas con poliritmias, de raíz o auténticas, la instrumental que es menos predecible. Aunque creo que los ilustradores nos fumamos las radios enteras en estilos variopintos. Yo me quedo con Radio 3. Me gusta que me hablen mientras dibujo, me lean un texto de los que te dejan poso, esa sensación de confianza cuando alguien se acerca a hablarte al oído. Programas como “En la Nube”, “Cuando los elefantes sueñan con la música”, “Mundo Babel”, “Duendeando”…
Un hábito…
El té verde. Intento huir de los rituales, aunque suelo perder el tiempo pensando cómo disfrutar lo que hago.
Un secreto…
No sé si tengo y contarlo todo me sirve para exorcizarlo. Yo creo en el poder de la palabra. En la película “Roma2″ de Adolfo Aristarain se habla de contar en voz alta tus preocupaciones al río.
Un sueño (ilustrado)…
Volver al trueque. Como cantaba Tonino Caratone “me invitas a una birra, te canto una canzone“. Al fin y al cabo mi trabajo es resolver problemas con ilustraciones, lo que me satisface y me hace crecer. Pero pagar el alquiler nunca es enriquecedor.
Entrevista por Elena Velasco.