Diurno es un restaurante para todos los gustos: desde los amantes del brunch hasta los más nocturnos. Este templo al hedonismo gastronómico también brilla cuando el sol se esconde entre los tejados de Chueca. En sus fogones se estila una cocina mediterránea que puedes disfrutar de día pero que invita a trasnochar. Compartir es una liturgia en Diurno. Quizás te apetezca regar quesadillas de lacón, o las deliciosas croquetas, con una copa de Mumm. Es una buena opción pero encontrarás un sinfín de tentadoras nociones de algo tan castizo como picotear. Nunca deberás negarte a su excelente tataki de bonito del Cantábrico y perderte en su océano de matices. Será un previo delicioso a un lomo de vaca gallega. Su tatín de manzana asada con hojaldre no es el final de la velada, aunque si un momento cumbre. Tras ella podrás disfrutar de buen jazz, catas y una diversa oferta cultural que te hará abrazar la madrugada.
Nunca madrugarás en Diurno, donde vivirás una noche madrileña con estilo y mucho sabor.