Italia en estado puro y sin aditivos. Así definiríamos a Giulietta. La hermana pequeña de Fellina perpetúa la tradición italiana, tanto en su cuidada decoración que nos transporta directamente a la Toscana; como en su carta, donde la “cucina” huele a pasta fresca, a una carbonara que pasa el filtro de las mammas más exigentes y a una pizza por la que podríamos morir. Y es que, como ellos mismos dicen, en Giulietta podrás morir de amor, pero no de hambre. Una carta llena de raciones generosas para sentarse a la mesa y compartir, tal y como manda la cultura Mediterránea.
Comenzamos por las Fiori di Zucchina (flores de calabacín en tempura con mayonesa de ajo asado y albahaca) para dar paso a dos de los platos de pasta más icónicos del local: el Fazzoleto relleno de calabaza, galleta de amaretto y parmesano y, cómo no, los Spaghetti alla carbonara original con guanciale y pecorino. Elaborado junto al comensal, podrás comprobar como se hace una carbonara auténtica, que poco tiene que ver con la salsa a la que estamos acostumbrados.
Hecha con todo el amor y con el calor de la famiglia, llega la Pizza con huevos de codorniz y trufa, sin duda una mezcla ganadora que se unen a una masa fina, para disfrutar los sabores en su máximo esplendor. Sentarse a una mesa italiana implica que hay que quedarse hasta el final… Y eso incluye ¡dejar un hueco para el postre! No dejes de probar los tradicionales Canolli rellenos de ricotta o el explosivo Fagottino de Nutella.
Como puede que ya hayas podido comprobar, Giulietta es una trattoria a la que se va a “mangiare bene e contundente”, sin dejar de lado el producto fresco y la cocina casera. Una es una opción perfecta para familias, parejas o encuentros con amigos en una zona más descongestionada, donde disfrutar de Italia sin prisas.