Para todos los madrileños de pro (o al menos para todos aquellos que hayan pateado mucho sus calles), no se puede concebir un mercado en el centro tan mítico como el de San Antón. Resulta casi anecdótico poder pasear y comprar producto fresco de la mejor categoría por un edificio que lleva en pie desde 1945, y que desde entonces sigue ofreciendo la excelencia en cada uno de sus puestos.
Aunque todo sea dicho, hay días en los que por muy buen producto que compremos, eso de ponernos manos a la obra y cocinar ya no nos apetece tanto. Y ahí es donde nace La Cocina de San Antón. El lugar donde confluyen la gastronomía, el ocio y la cultura con todas las medidas de seguridad e higiene. Con una terraza-lounge de casi 400 metros cuadrados y un restaurante de 300 metros cuadrados podemos afirmar que hay sitio de sobra para disfrutar de las vistas del cielo de Madrid con total tranquilidad en cualquier época del año.
¿Y qué podemos esperar de su extensísima carta? Pues una cocina “típica española” que se reinventa cada temporada (respetando los platos estrella) con matices internacionales y una materia prima de gran calidad. Comenzando por el Jamón y Embutidos ibéricos de Sánchez Romero Carvajal recién cortado o entrantes con nombres (y sabores) tan apetitosos como la Ensalada de Tomate Asado con Ventresca y Cebolla tierna, la Ensaladilla rusa al estilo “San Antón” o las Croquetas de Jamón.
Continuamos con los platos principales, una sección de la carta donde se hace realmente difícil elegir, ya que todo tienen unos nombres que hacen salivar por sí mismos. Nos decantamos (y no nos arrepentimos) por el Salmón al horno con Noodles y Verduras y el Tataki Ibérico con chimichurri a la parrilla y patatas baby. Una de las novedades de la temporada también es la Pizza de Secreto Ibérico, que cuenta con una laboriosa y cuidada preparación. Con un producto proveniente en la mayoría de las ocasiones de un mercado con tanta solera, ¿qué podría salir mal?
Cerrando la carta pero no por ello menos sabrosos, se encuentran los postres, cada cual más goloso que el anterior. Por recomendación, escogimos la Tarta de queso fresco en tarro con estofado de frutos rojos, un sabor y cremosidad que rozan la del helado, fundiéndose en la boca junto a las galletas desmigadas.
Otra de las experiencias imperdibles de la Cocina del Mercado es la de probar uno de sus cócteles. Tras la comida, (aunque también se merece una visita específica por sí misma), en la zona de chill out podremos encontrar una carta con más de 20 cócteles clásicos y atrevidos, además de zumos y cervezas artesanales.
Un plan perfecto tanto para un aperitivo, una sobremesa o una cena especial, la Cocina de San Antón tiene infinitas posibilidades, todas las que tú decidas que tenga.