Hay un lugar en Malasaña con sabor (y olor) a Pacífico. Una especie de hogar tropical donde escapar del mundanal ruido y disfrutar de un cóctel como bien mandan los dioses paganos: sin prisa. Allí, su maestro de ceremonias, Miguel Escobedo, nos introduce en el apasionante mundo de la cultura tiki y los destilados a base de ron, ingrediente principal de una variada selección de combinados. Desde el célebre Mai Tai hasta el Beso de Cobra, pasando por el misterioso Zombie, sobre el que pesa la advertencia de no consumir más de dos.
Miguel prepara cada cóctel como si de un mágico brebaje se tratara. Con la dedicación y seriedad de un chamán, elabora zumos, siropes e ingredientes propios que nos hacen soñar con cálidas playas y exóticas aventuras. Todo ello a ritmo de mambo y buen rock and roll, que pone banda sonora a este pequeño oasis urbano.
Con una decoración kitsch sobre la que resulta imposible no centrar tu atención, Tiki Chateu es el lugar donde empezar o acabar la noche. Ese sitio familiar donde siempre te tratan bien y en el que el pudor o el mal rollo no tienen cabida. Desde aquí lanzamos el reto a quien se atreva a ingerir más de dos Zombies.